Los paisajes de montaña no son la regla en la geografía panameña, menos los que tienen lagos en la cumbre.
Ese es el atractivo de este destino, poder ver el contraste entre los picachos de la cordillera central panameña y una reserva de agua dulce como lo es la Laguna de San Carlos.
Lo primero que debe saber es que no queda precisamente en el pueblo de San Carlos, para llegar a ella, se debe salir de la carretera Panamericana, a la derecha justo antes de la entrada de Coronado, en la comunidad conocida como Las Lajas, si se viaja desde Panamá hacia las provincias centrales.
El camino no es corto, se debe manejar unos 22.5 kilómetros desde la vía Panamericana. Maneje con calma, la calle es estrecha y el camino es empinado. Si no lleva vehículo propio, existe transporte público que llega hasta aproximadamente unos 800 metros del sitio.
Se cobra entrada por vehículo, si desea acampar cobran tres dólares por cada tienda de campaña.
El sitio es administrado por una cooperativa de lugareños, quienes velan por mantener el área limpia y de atender a los visitantes.
Los servicios turísticos son básicos, no cuentan con hospedaje en el lugar, sin embargo sí existen en la ruta antes de llegar a la laguna.
Cuenta con un pequeño restaurante, tipo fonda, que sirve desayunos y almuerzos con comida criolla y bebidas.
La cooperativa que administra el centro de visitantes alquila algunos botecitos, sin embargo, al igual que con la comida su disponibilidad depende de la cantidad de visitantes.
Hay agua potable, se debe pagar por el uso de los baños sanitarios. El lugar está principalmente adecuado para recibir a personas que acampan.
La humedad es alta y recomendamos llevar repelente de insectos y botellas de agua adicionales.
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